El medicamento homeopático se caracteriza por su método de fabricación que incluye dos etapas esenciales y le confieren su actividad: la dilución de la sustancia original y la agitación en serie. el resultado son medicamentos con muy baja o nula toxicidad, y efectos terapéuticos que se producen estimulando los propios recursos del organismo que de esta manera se fortalece.
en la actualidad el medicamento homeopático es prescrito no sólo por médicos especialistas en homeopatía sino también por médicos de atención primaria, pediatras, etc… se estima que en el mundo existen unos 300.000 médicos especializados en esta terapéutica y que unos 400 millones de pacientes la han utilizado.
es un medicamento seguro.
puede ser utilizado por pacientes que ya toman otros medicamentos, por embarazadas y niños.
involucra al paciente en el proceso de recuperación, ayudándole a tomar conciencia de su problema y tomar responsabilidad sobre su autocuidado.
puede darse como tratamiento exclusivo, o complementado con otros fármacos o intervenciones, o puede ser complementario a otro tratamiento principal, dependiendo de la enfermedad, de la gravedad y de la situación del paciente.
los problemas que más frecuentemente se ven en la consulta del homeópata dependen del tipo de paciente:
en niños, las infecciones de repetición (faringitis, amigdalitis, vegetaciones, otitis), los problemas de alimentación, sueño, alergias…
en hombres, los problemas digestivos y urológicos (próstata, piedras).
en mujeres, los problemas menstruales, varices, sofocos, ayuda al embarazo y parto, infecciones genitales y urinarias de repetición.
de forma general, los problemas de la piel, las migrañas, los dolores reumáticos (artrosis, fibromialgia, espondilitis anquilosante, etc) y las alteraciones del ánimo (ansiedad y depresión).
en las enfermedades graves y terminales, y en particular el cáncer, suele utilizarse para aliviar los efectos secundarios de la quimioterapia y de la radioterapia (nauseas, quemaduras, fatiga, estado de ánimo).